Frances Housden - VÃctima De La Pasión, novelas romanticas
[ Pobierz całość w formacie PDF ]
//-->VÃctima de la pasiónFrances Housden5º Los JellicVÃctima de la pasión (2005)TÃtulo Original:Stranded with a stranger (2005)Serie:5º Los JellicEditorial:Harlequin IbéricaSello / Colección:Sensaciones 526Género:ContemporáneoProtagonistas:Kart Jellic y Chelsea TedmanArgumento:El peligro la rodeaba y podÃa acabar siendo la vÃctima de aquella montaña…o de la pasión.Alguien que habÃa nacido rodeada de lujos y comodidades, como ChelseaTedman, jamás habrÃa imaginado que acabarÃa escalando el Everest. DebÃaresolver el misterio de la muerte de su hermana en aquella misma montañapero, antes de nada, necesitaba un guÃa.Kurt Jellic resultaba tan misterioso como seductor, y además era perfectopara el trabajo. Chelsea no tardó en darse cuenta de que se enfrentaba a dosgrandes dificultades: escalar el Everest y resistirse a la atracción que sentÃapor Kurt…https://www.facebook.com/novelasgratisPrólogoMonte Everest20 de abrilQuerida Chelsea:Imagino tu sorpresa cuando abras esta carta, puedo escuchar tu exclamación: «¡Unacarta de Atlanta!».¿Cuántos años han pasado? He viajado tanto que he perdido la cuenta. Perodemasiados, seguro. Ha sido culpa mÃa. Como hermana mayor no deberÃa haber dejado queuna pelea infantil durase tanto tiempo. Sólo espero que no sea demasiado tarde para arreglarlas cosas.¿Y a qué viene todo esto?, te preguntarás. Para empezar, estoy preocupada, no ante laperspectiva de subir al Everest, que será pronto. Hace años que perdà el miedo a las alturascuando colgué mis zapatillas de ballet por las botas de montaña. Era de esperar que acabaracasándome con un aventurero como Bill Chaplin y cuando amas a alguien como yo amo a Bill,lo sigues allá donde vaya.Tienes razón. Acabo de decirlo. Lo amo. No importa lo que pensaras del compromisohace tiempo. Papá no me obligó a casarme con él. Entonces tenÃa quince años. No mucha gentepuede decir lo mismo y tú eras demasiado joven para comprender, apenas tenÃas trece. Esperoque el tiempo haya conseguido lo que yo no pude y que ahora comprendas lo que realmentesignifica amar a alguien en cuerpo y alma.Pero me estoy desviando. No estoy preocupada por mÃ, sino por ti. Aunque es posibleque las dos corramos peligro, no creo que mucha gente estuviera dispuesta a venir a buscarmeaquà arriba, por lo que creo que estoy a salvo. Hace falta preparación para subir al Everest yno creo que Arlon Rowles la tenga.SÃ, me refiero a nuestro primo Arlon. Parece que haberlo nombrado presidente ejecutivode la empresa que heredamos de papá para evitar que tuviéramos que vernos las caras todoslos dÃas en la sala de juntas fue un gran error.Ayer recibà una carta de Madeline Coulter. ¿Recuerdas a Maddie? Trabajaba para papá.Maddie cree que Arlon ha estado desviando dinero a una cuenta suiza durante los últimoscinco años. Cinco años. Dios mÃo, debió de empezar a la muerte de papá. Maddie dice queguarda las pruebas en una caja fuerte. Su número es 44578, Banco de América, Jamestown.No pierdas estos datos. Está a nuestro nombre.Además de la carta, me envió una llave. Creo que de momento estará más seguraconmigo. La llevo colgada de una cadena al cuello. Pero ahora es cuando las cosas se ponenfeas. Llamé a Maddie por teléfono por satélite y respondió su hermana. No me esperaba lo queme iba a decir. Nuestra querida Maddie habÃa muerto de un disparo durante un atraco, alparecer, ocurrido poco después de que me enviara la carta. ¿Coincidencia? No lo creo. Laencontraron en un callejón y la compra que habÃa hecho al salir del trabajo estaba tirada por elsuelo a su alrededor. Ella no vive en un barrio peligroso. Y si se trataba de alguien tandesesperado para conseguir dinero como para matarla, ¿por qué no se llevó el bolso?Nº Páginas 2-149https://www.facebook.com/novelasgratisNo quiero asustarte, pero no me huele bien todo esto. Las cosas empeorarán antes demejorar. Te pido que tengas cuidado. Hablo en serio. Y no salgas sola por la noche.Supongo que te estarás preguntando por qué no estoy ahà contigo para ayudarte asolucionar todo esto. Bill insistirÃa en que lo hiciera. Por eso no se lo he dicho. Llevo añosqueriendo subir a esa montaña. Hemos estado entrenando duro en Suiza y en Sudamérica.Allà conocimos a Kurt Jellic, hasta hace poco hemos estado entrenando en su paÃs de origen,Nueva Zelanda. Además, para cuando recibas esta carta, probablemente estaré descendiendode la cumbre. Cuando lo haga, volveré a Estados Unidos. La carta de Maddie tardó tressemanas en llegar. ¿Por qué iba a ser distinto ahora?Probablemente te preguntes cómo he conseguido tu dirección. Siempre me he aseguradode saber dónde estabas. Y sÃ, tal vez deberÃa haberte telefoneado también, pero después de todosestos años de silencio, no estaba segura de que quisieras hablar conmigo. Por favor, acepta estarama de olivo y trata de perdonarme por haberte abandonado. Sé que siempre te resultó difÃcilel trato con papá y más después de mi marcha. Creo que ya he dicho suficiente por elmomento. Tal vez, cuando todo esto termine, podamos vernos en tu nuevo hogar en ParÃs.Al releer esta carta parezco una paranoica, maldita sea. Aunque estoy segura de que túsentirás lo mismo cuando la leas.Y hablando de paranoias. Desde que llegamos al campamento base, antes incluso derecibir la carta de Maddie, he estado sintiendo como si alguien me estuviera observando.Estúpido, ¿verdad? No podrÃa estar más lejos de la idea de civilización de nuestro primoArlon, pero aun asà no he podido quitarme la idea de la cabeza.Mañana emprenderemos la subida. El tiempo parece bueno y hemos realizado variassubidas hasta los campamentos uno, dos y tres para ir aclimatándonos a la atmósfera. Mealegro de que mañana volvamos a subir.El Everest tiene una curiosa forma de hacer que nuestros problemas humanosempequeñezcan hasta parecer insignificantes. Eso es lo que necesito ahora.Sé que te estoy cargando con una gran responsabilidad pero si no detenemos a Arlon ensu camino a la destrucción de la compañÃa, mucha gente perderá su empleo. Papá debe de estarretorciéndose en la tumba porque, si algo le importaba, era la empresa que levantó de la nada.Aunque lo que realmente querÃa eran hijos, no hijas.Te llamaré en cuanto descendamos de la cumbre. Podemos ir juntas a por los papeles albanco y entregarlos a las autoridades. Tal vez, podrÃamos avisarlos antes y conseguir que nosacompañaran al banco.CuÃdate, y lo digo de verdad. A Maddie le dispararon por la espalda.Tu hermana que te quiere,AtlantaNº Páginas 3-149https://www.facebook.com/novelasgratisCapÃtulo 1Namche BazaarMayoChelsea veÃa cómo el guÃa desviaba la mirada para no mirarla a los ojos.—Lo siento, señora Tedman, no puedo ayudarla. Tiene que preguntar por KurtJellic, de Expediciones Aoraki. Él es quien sabe dónde están los cuerpos… —lasonrisa pretendidamente cómplice de Basie Serfontien titubeó.—Gracias por su ayuda.Chelsea se dio la vuelta para evitar que Serfontien, el último guÃa en su lista,pudiera ver el temblor que agitaba sus labios. Nada. SeguÃa sin conseguir nada.No querÃa tener que suplicar a ninguno de aquellos rudos hombres; sólo lequedaba una esperanza, Kurt Jellic. Intentó sonreÃr pero sólo consiguió una mueca dedolor antes de darse la vuelta de nuevo.—Y supongo que ninguno de ustedes sabe donde está, ¿verdad? Nadie parecehaberlo visto en los últimos dÃas.Tanto el guÃa como el resto de su equipo negó con la cabeza.Era la quinta vez que pedÃa un guÃa que la acompañara hasta la cima delEverest. HabÃa oÃdo rumores sobre Jellic y le daba la sensación de que la estabanretando a que lo encontrara, como si ellos supieran algo que ella no. TenÃa muy malaspecto. Por lo que a ella se referÃa, aquel hombre podÃa ser el hermano perdido deFrankenstein. Lo único que le importaba era que la llevara hasta el lugar en que elúltimo miembro que quedaba de su familia, su hermana, Atlanta Chaplin, habÃamuerto.El accidente habÃa ocurrido unos dÃas después de que recibiera la carta. NohabÃan alcanzado la cumbre tal como esperaban y, aunque eso no parecÃa tenerimportancia en ese momento, deseaba que Atlanta y Bill hubieran conseguido hacerrealidad su sueño antes de morir.Llevaba la carta de Atlanta en el bolsillo interior de la chaqueta, junto alcorazón, como si eso pudiera cambiar el pasado. La noche que escuchó la noticia enla televisión, se habÃa negado a creerlo. Los cuerpos no habÃan sido recuperados. Sinperder la esperanza de recibir alguna noticia, se habÃa puesto a hacer la maletarumbo a Namche Bazaar.Llegó a Nepal y desde allà tomó camino desde Lukla a Namche Bazaar pero laesperanza ya no era una opción. Tocó la carta a través de su anorak. El papel estabamuy sobado.Estaba harta de recibir siempre la misma respuesta: «Siento mucho lo ocurridoa Bill y Atlanta. Eran una pareja muy simpática, pero no podemos hacer que losgrupos se desvÃen para ayudarla a encontrar sus cuerpos. Con quien tiene que hablares con Kurt Jellic».Nº Páginas 4-149https://www.facebook.com/novelasgratisEl hombre invisible. Comenzaba a tener la sensación de que le estaban dandolargas. Chelsea giró sobre los talones, los hombros hundidos por la decepción, ycuando ya se dirigÃa hacia el hotel, alguien le tocó el codo.—Perdone, señora —dijo una voz.Chelsea se giró. A su lado, la joven que la habÃa tocado bajaba la miradaavergonzada. Era muy bella, con la piel suave y muy lustrosa. Era una pena que laruda vida en las montañas no tardarÃa en hacer estragos en aquellos rasgos perfectos.—Namaste —saludó la joven con delicioso acento.—Namaste —Chelsea repitió el saludo que significaba «yo saludo todas lascualidades divinas que hay en ti».La joven sherpa no desentonaba en el ambiente de aquel pueblo de montaña alcontrario que Chelsea y su ropa de montaña comprada en ParÃs. Era la primera vezque subÃa a una montaña en su vida.Pero no le importaba. Estaba decidida a escalar la más alta o, al menos, parte deella. DejarÃa la cumbre para los que realmente disfrutaban con aquellas cosas. Ellasólo querÃa encontrar a su hermana.—Me llamo Kora. Yo sé donde está Kurt sa'b. Lo vi ayer.—¿De veras? —dijo Chelsea conteniendo la respiración esperanzada.La chica asintió con la cabeza un par de veces aunque en realidad todo sucuerpo se sacudió con el movimiento asà como sus ropas multicolores.—Mi hermano, Sherpa Rei, trabaja para él.Chelsea no pudo evitar sonreÃr.—Bien. ¿Y cómo es? ¿Qué clase de hombre es?—Kurt sa'b es un hombre grande, muy grande —dijo Kora haciendo un gestocon los brazos, pero Chelsea no estaba muy segura de cómo tomárselo: serÃa suestatura o su ego lo que impresionaba tanto a aquella joven. Aun asÃ, estabademasiado emocionada.—¿Y dónde vive Kurt sa'b? ¿PodrÃas llevarme hasta allÃ?—Ahora vive en la taberna de la parte vieja del pueblo.¿La antigua aldea? Chelsea miró a su alrededor. Aunque se encontraban a lasafueras de un mercadillo demasiado cercano a la ladera de la montaña, ninguna delas construcciones al otro lado parecÃa excesivamente vieja. SuponÃa que NamcheBazaar debÃa de haber sido en sus comienzos una pequeña aldea construida en lo altode la montaña cuya paz habÃa quedado destruida por las hordas de visitantes que seacercaban dispuestos a probar sus habilidades como escaladores.La chica asintió.—Kora puede mostrarte el camino.—Estupendo. ¿Podemos ir ahora mismo?Nº Páginas 5-149
[ Pobierz całość w formacie PDF ]